A nivel mundial, alguien desarrolla demencia casi cada tres segundos. Solo en Alemania, eso supone aproximadamente 1,7 millones de afectados. La demencia es una de las enfermedades más comunes entre las personas mayores. Y es la enfermedad que más temen muchas personas: su propia vida y su entorno se vuelven repentinamente extraños. Lo que antes era familiar y fácil, de repente se convierte en un obstáculo insalvable. Y, en algún momento, su pareja e hijos se convierten en meros desconocidos.
¿Simplemente olvidado o ya demente?
El riesgo de desarrollar demencia aumenta con la edad. Solo alrededor del tres por ciento de las personas entre 70 y 75 años la padecen. Casi una de cada cuatro personas mayores de 85 años padece demencia, y más de una de cada tres personas mayores de 90. Cuando una persona con demencia fallece, existe un 90 por ciento de probabilidades de que previamente necesitara cuidados. Muchas de estas personas reciben el cuidado de sus familiares en casa. Esta guía está diseñada específicamente para usted, como cuidador familiar.
Demencia proviene del latín "sin mente". Inicialmente, los principales síntomas de la demencia son el deterioro de la memoria a corto plazo y la retención limitada. Sin embargo, la demencia es mucho más que un deterioro de la memoria.
Los pacientes afectados pierden gradualmente las habilidades que han adquirido a lo largo de su vida. Les resulta cada vez más difícil concentrarse, están menos atentos y comprenden las cosas con mayor lentitud y dificultad. A menudo, les resulta cada vez más difícil expresarse y comprender el habla de los demás.
La desorientación también es un problema común. Algunos pacientes con demencia experimentan un cambio radical en su personalidad debido a que su percepción, experiencia y comportamiento cambian drásticamente a lo largo de la enfermedad. Como resultado, pueden llegar a ser cada vez menos la persona que eran antes.
La demencia comienza gradualmente. A menudo, solo en retrospectiva aparecen los primeros síntomas. Olvidar algo insignificante que ocurrió ayer, perder la orientación repentinamente durante un paseo habitual. Al principio, quienes la padecen suelen notar que están cambiando. A menudo, por vergüenza, intentan ocultar sus discapacidades. Para un observador externo, una persona con Alzheimer puede parecer inicialmente perfectamente sana, ya que las lagunas de memoria suelen estar llenas de imaginación.
No todos los trastornos leves de déficit de atención son necesariamente una señal de alerta. Sin embargo, es importante no ignorar los signos de demencia y consultar a un médico de forma temprana. A menudo, los pacientes con Alzheimer se resisten a hacerlo y dependen de usted como cuidador. Solo así se puede realizar un diagnóstico temprano y facilitar el acceso a servicios de apoyo.
Todos olvidamos algo a veces. Quizás simplemente no escuchaste bien, estás emocionalmente estresado o estás cansado y no puedes concentrarte. El olvido aumenta con la edad: al igual que el cuerpo se deteriora, la mente también pierde aptitud y flexibilidad. Aunque el olvido y la confusión son los síntomas más conocidos de la demencia, solo aparecen en las etapas más avanzadas. Para las personas con demencia, otros factores son más importantes.
Las personas con demencia no olvidan simplemente; ya no pueden absorber nueva información, planificar con antelación ni aplicar sus conocimientos en la vida cotidiana. Alguien que olvida su número de teléfono o la comida en la estufa, con el tiempo la recordará. Las personas con demencia pueden incluso olvidar que cocinaron o que se les olvida servir la comida. Ya no saben qué significan los números en el papel ni qué hacer con ellos.